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Mi Everest como meta volante, El Plomo.  Relato de ascenso.

1/4/2020

1 Comentario

 
Por Claudio Pérez
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Veinticinco de enero de 2020, un día de verano cualquiera para muchos que disfrutan de un sábado de playa o de vacaciones, o de una previa de esta.   Para mí es un día que quedará marcado a fuego en mi biografía personal.    Hoy llegué a la cima del cerro El Plomo, majestuoso baluarte de la cordillera central.
Y es que han pasado muchos años, muchos cerros, fogatas, compañeros y anocheceres mirando las estrellas antes de arribar al Monval este 2019 y mirar con otros ojos ese majestuoso accidente que nos limita la vista hacia el este, haciendo que las ansias de subir y conocer fueran ganando altura.      Cuando miré el programa anual de salidas del club, puse mis anhelos en atacar los distintos frentes de atención que me llevarían allá donde mis ojos se posicionaron y soñaron, equipamiento adecuado, condición física pertinente, respuesta fisiológica progresiva y adaptación a los nuevos compañeros.

Y así, en la medida de lo posible fui participando en distintas rutas, absorbiendo de cada uno de mis compañeros de sendero sus vivencias y experiencias, mi norte estaba claro, mi gran cumbre era El Plomo.
    Mi Everest personal merecía respeto y humildad en la progresión preparativa.    Sin duda que en esta ruta no se puede dejar de mencionar el quiebre obligado que se produjo a partir de Octubre, que dejó en vilo a todo un pueblo y el club no quedó ajeno a esto, en donde se vieron congeladas y suspendidas varias salidas, y con ello, sumando una tremenda incertidumbre sobre el horizonte inmediato de las actividades en carpeta.

Paulatinamente pude ir sumando alturas y probando mis sensaciones a cotas no antes conocidas por mi cuerpo, por otro lado, tratando de ecualizar esa siempre dificultosa relación de equilibrio; peso del equipaje con lo racionalmente necesario de cargar.   Toda experiencia suma.

Entremedio de todo este enredo de adaptaciones, surge una salida organizada por Pato Carvajal a la que me sumo de inmediato, la previa del Plomo hacia campamento Federación, que resulta ser un muy buen apronte en lo personal y grupal, para los que seguimos a la etapa siguiente.

Esperando con ansias que la cambiante programación de fechas para el mes de Enero por fin pudo definirse favorablemente para mis pretensiones, y con el favor de mi jefatura que también se puso a tono con el permiso necesario, pude contar con los cuatro días disponibles y necesarios para dar forma a esta aventura que venía a poner en concreto el sueño dibujado en abstracto meses atrás.
    23-24-25 y 26 de Enero de 2020 fueron los días designados, y claro, la mochila estuvo muy ansiosa en los días previos y se armó solita varias jornadas antes de aquella mañana de despedir a la familia.

Resultó que pudimos sumarnos cuatro aventureros a este reto, los tres que aclimataban para Ojos del Salado y yo.    Dos cordadas para desafiar la voluntad del coloso Apu: Emilia Herrera con Pedro Sánchez por un lado y Francisco Ortega conmigo por otro.       Así las cosas, dispusimos las coordinaciones propias de la salida, se ubicó los servicios de un arriero que nos llevaría la carga el día de inicio, y quedamos en acuerdo sobre horarios y puntos de encuentro.

Día 1, 23 de Enero.
    Dispongo de mi auto particular para los cuatro y en la ruta paso por Francisco en San Pedro-Quillota para luego movernos hacia la estación de Limache en donde recogemos a Emilia y Pedro, y a eso de las 8:00 hrs del jueves emprendemos rumbo vía La Dormida hacia la capital.    Estando allí, debo hacer una pequeña escala logística ajena a la salida, para luego arribar a eso del mediodía a Farellones, al punto de encuentro acordado con el arriero contactado.    Por esas cosas del vocabulario, se erró en la designación del hotel y se perdió algo de tiempo que en un día caluroso se sintió.       Ya el reloj marcaba las 13:30 hrs cuando luego de movernos hasta el Hotel Valle Nevado, partimos con nuestra caminata con mochila liviana con destino a Campamento Federación (4150 msnm).     El arriero por su parte emprendió su viaje desde Hotel Farellones vía La Parva hacia ese mismo destino.       Horas después de harto caminar, estando en piedra numerada nos alcanza el arriero con sus mulas y nuestras mochilas, estaba potente sobre nuestras cabezas el implacable sol, que a eso de pasadas las 20 hrs nos vió arribar a nuestro campamento, a armar y descansar.

Día 2, 24 de Enero:  Viernes, y de acuerdo a lo planificado, nos levantamos sin apuros, desayunamos y a media mañana nos dispusimos a ir en busca de la necesaria aclimatación a un ritmo suave hasta el refugio Agostini, que estando a 4600 msnm aproximadamente, nos cobijó en una amena charla para luego bajar nuevamente a nuestras carpas.    Eran las 15:30 hrs y la tarea del día ya estaba resuelta. Lo demás era descansar y disfrutar de una temprana cena, para ir a tratar de conciliar un sueño temprano que nos permita un buen día tres.
    Ya este día se empezó a haber más compañía en el barrio y se presumió una buena convocatoria de peregrinos de ruta junto a nuestro avance.

Día 3, 25 de Enero: 04:30 hrs nos despertó la alarma con el aviso de que es tiempo de acometer y simultáneamente se comenzaron a divisar lucecillas frontales iniciando su jornada con ansias de desayuno y preparativos para dar puntapié a la jornada.   Y nos fuimos a la aventura, 06:30 ya estábamos en Agostini, paramos a comer algo en el refugio encontrando ya los primeros desertores por malestares, que nos recuerda lo importante de la aclimatación progresiva.
    Seguimos y nos enfrentamos a un acarreo en zigzag en procesión con varios grupos, dándonos ánimo cruzadamente y tratando de engañar la voluntad seguimos poco a poco, a distintos ritmos, la mayoría avanza, unos pocos desertan ya.      Seis fueron las horas que nos tomó el trayecto hasta la cumbre, cuando a las once de la mañana, la emoción, la gratitud y el respeto se fundieron en el abrazo que le dí a cada uno de mis compañeros cuando arribamos.     Había un amplio abanico de seres contemplando el éxito y de la vista en 360° a esa hora, ciclistas, montañistas, con más experiencia, novatos, guías de montaña, etc.      El día soleado y la brisa suave nos acogieron por varios minutos mientras las cámaras disparaban en todas las direcciones para inmortalizar el sentir de cada uno.     Me siento feliz y agradecido de tantas cosas que pasaron para hacer posible esto, recuerdos de personas y rincones se vienen todos de una.    Hay que bajar.      La cena en el regreso a Federación tuvo un sabor especial, la montaña había querido regalarme este momento.

Día 4, 26 de enero: Como cada noche de montaña en altura, se duerme poco y a ratos; nos levantamos antes de las ocho, ya con ansias de tener alas y bajar pronto.   Desayunamos, ordenamos mochila, borramos las huellas de nuestra presencia y partimos cerro abajo.
    El trayecto se hace largo a ratos, y la ansiedad nos hace apurar el tranco por llegar luego al Hotel.     En el camino de vuelta por ser domingo, más bajan que suben; los pocos que vemos subir parecen ir por el día a estirar las piernas.      Luego de arribar al auto que paciente nos espera, enfilamos por la misma ruta de vuelta y pasamos a hacer un alto en el camino para celebrar la aventura, nos esperaba una desafiante tarea, reducir un contundente sandwich que nos sirvieron en el pueblito de Tiltil, con cervezas artesanales y jugo de tuna, y vaya que nos apunó esta labor.     Ya en el atardecer del domingo nos despedimos en los mismos puntos de encuentro en Limache y San Pedro, con la alegría de lo vivido y mis esperanzas que mis compañeros de este sendero sean exitosos en su próximo reto, el Ojos.

Ya vendrán nuevos Everests volantes, para juntar mentiras que contarles a los nietos, cuando lleguen.


En otro sentido, es menester señalar que la planificación realizada para cuatro días, con aclimatación progresiva, fue muy adecuada para que los cuatro, no acusáramos malestares que amenazaran nuestra intención de cumbre.
    En los que llegaron a dormir de viernes a Federación, se vieron respuestas adversas.


Datos de Salida:
Fechas: 23 al 26 de enero 2020.
Participantes: Emilia Herrera, Pedro Sánchez, Francisco Ortega, y Claudio Pérez.

Ruta: Cumbre del Cerro El Plomo desde Hotel Valle Nevado.


1 Comentario
Emilia Herrera Saavedra
2/4/2020 01:58:16 pm

Que buenisimo relato Claudio, no te falto detalle, mucha emocion y corazón...gracias

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